Aprende a decir no a los clientes
Posiblemente nada más leer el titulo alguno ya esté pidiendo mi cabeza al grito de ¡¡¡GUILLOTINAAAAAAAA!!! Siendo sinceros, es perfectamente comprensible opinar así, sobre todo teniendo en cuenta que sin clientes no hay facturación ¿verdad?. A pesar de esto, me gustaría poder ofreceros un punto de vista alternativo, que os haga ver la situación de una forma diferente. Este artículo está muy relacionado con otro que escribía con anterioridad acerca de la desprofresionalización del sector del desarrollo de software e incluso con este acerca de la importancia de tener buenos trabajadores. Puede que todo esto os resulte extraño, pero no seais impacientes, ahora os lo explico.
El origen del mal
Todo comienza con un posible nuevo negocio, te dispones a arrasar, a vender tus principios, tu máxima de calidad y todas tus ventajas competitivas, pero... el cliente no te escucha, se muestra distante, notas que te deja hablar por cortesía y cuando terminas, te espeta un bueno, pero ¿serás barato no? . Todos tus principios se desmoronan, los pilares sobre los que has construido tu estrategia de ventas, se desploman, como si de un terremoto se tratase.
Reconducir la situación
Antes de sacar una conclusión equivocada, tratas de hacerle entrar en razón: "Bueno, a ver, realmente con el servicio y prestaciones que te ofrezco, soy barato, pero desde luego esta calidad tiene un precio. En ocasiones, es posible que vendiendo tus virtudes, logres "reconducir" la situación , pero si no es así, comienza a gestarse un posible NO.
¿Sí o No?
A estas alturas, sabes que tu cliente no quiere pagar por calidad, quiere salir del paso simplemente y pagar lo justo, por lo que es el momento en el que debes tomar una decisión: decir que sí, o un rotundo NO.
¿Cuando decir que no?
En este aspecto, hemos de tener en cuenta muchos factores, el volumen de trabajo actual, si te interesa el cliente por algún otro motivo, si puedes permitirte bajar el precio, etc… No obstante, algo que considero esencial en esta decisión es pararse a pensar ¿estoy engañando a mi cliente?. Quizás esta última pregunta suene demasiado fuerte, pero, nuestra ética profesional, debe hacer que nos replanteemos si podemos ofrecer algo útil a ese precio, si la respuesta es negativa, la nuestra también debería de serlo. Por ejemplo, no tardaremos en encontrarnos con el típico perfil de cliente que quiere que le desarrolles su web por trescientos euros, este cliente, en principio, se merece un no rotundo, ya que no hay forma alguna de ofrecer nada útil a semejante precio y le estaríamos engañando.
Beneficios del no
- Ecónomico: Realmente, el tipo de clientes que solo escuchan el precio, suelen dar más problemas que beneficios, por lo que al final, acabarás ahorrando dinero a largo plazo.
- Portfolio: Si te dedicas a hacer tiendas online a precios ridículos, no tendrás nada decente que enseñar, por lo que aquellos clientes que buscan calidad y que pueden ofrecerte una buena oportunidad de negocio, huirán de tus servicios.
- Imagen: Por desgracia, la honestidad y la honradez son valores cada vez menos valorados en el mundo del emprendimiento, sin embargo, la clave para que alguien te referencie a tí en lugar de a tu competencia, es la confianza , algo que sin honestidad, no se consigue. Si sobrevivimos desarrollando apps móviles a ochocientos euros y dejando cadáveres a nuestro paso, podemos ir olvidándonos de que nadie más vuelva a confiar nosotros
- Ambiente de trabajo: Si reducimos los precios hasta un umbral ridículo, sobre todo cuando tenemos trabajadores a nuestro cargo, tarde o temprano, perjudicaremos el ambiente de trabajo. Un equipo de trabajo experimentado y con motivación, nos permitirá llegar a aquellos clientes que nos valoren por nuestra calidad y no por nuestros precios.
Espero que os haya gustado mi artículo y ya sabéis, si valoráis la honestidad en el trabajo y necesitáis desarrollar vuestra web, tienda, app o lo que necesitéis, en este es mi correo geek@antoniofernandez.com, gustósamente os atenderé 😉.